Acerca de mí
Descubrí la psicología por casualidad, cuando cayó en mis manos el libro "Introducción a la psicología" de George Miller. Aquel encuentro inesperado despertó en mí una profunda curiosidad por comprender la mente humana, las emociones y el comportamiento. Lo que comenzó como un interés espontáneo, pronto se transformó en una vocación que no ha hecho más que crecer con los años.
Desde hace más de 25 años, trabajo desde la orientación cognitivo - conductual, y más adelante incorporé la terapia EMDR, que me permitió profundizar en el abordaje del trauma y las experiencias difíciles de una manera más integradora y eficaz. Cada enfoque ha sumado herramientas valiosas que me permiten acompañar a cada persona de forma más precisa y respetuosa.
Crear mi propio centro, el Centro de Psicología Nuria García Díaz, fue una forma de materializar un sueño: ofrecer un espacio seguro, profesional y humano, donde las personas puedan sentirse contenidas, escuchadas y, sobre todo, comprendidas. Mi mayor satisfacción es ver cómo los pacientes se reconectan con su fuerza interior, recuperan la confianza en sí mismos y logran transformar su sufrimiento en crecimiento. Ser testigo de ese proceso de cambio es, sin duda, el mayor privilegio de mi profesión.

Tu bienestar es nuestra prioridad
En el Centro de Psicología Nuria García Díaz, tu bienestar emocional es lo más importante. Ofrecemos terapia cognitivo-conductual y EMDR, con 25 años de experiencia, para ayudarte a superar tus desafíos y alcanzar una vida plena.
Desde el primer momento, quise que mi centro de psicología fuera un espacio que transmitiera calma, seguridad y confianza. Cada detalle -la luz, los colores suaves, los elementos decorativos y la distribución del mobiliario- fue pensado para crear un ambiente acogedor, donde las personas pudieran sentirse a gusto, incluso en momentos difíciles.
El bienestar emocional comienza muchas veces con algo tan simple como sentirse en un lugar en el que no se es juzgado, donde hay silencio cuando se necesita y palabras cálidas cuando hacen falta. Por eso, mi objetivo fue diseñar un entorno que acompañe el proceso terapéutico: que invite a relajarse, a hablar con libertad y a reconectar con uno mismo.
Creo que el entorno no cura por sí solo, pero sí facilita. Y cuando se combina con una escucha empática, profesional y respetuosa, el proceso terapéutico se vuelve más humano y accesible.
Una historia de transformación
A lo largo de estos años he acompañado muchas historias, pero una que siempre recuerdo con especial emoción es la de "Ana" (nombre ficticio), una mujer que llegó al centro profundamente afectada por una experiencia traumática del pasado que aún condicionaba su vida diaria. Vivía con una sensación constante de inseguridad, dificultad para confiar en los demás y una marcada autocrítica.
Comenzamos el proceso terapéutico integrando el enfoque cognitivo-conductual con sesiones de EMDR. Poco a poco, fue pudiendo nombrar lo que antes era sólo una carga emocional difusa. Fuimos identificando sus pensamientos automáticos, cuestionando creencias limitantes, y trabajando la regulación emocional desde un lugar seguro.
Uno de los momentos más significativos fue cuando, después de varios meses, me dijo: "Por primera vez siento que tengo derecho a estar en paz". Ese fue un punto de inflexión: no sólo estaba comprendiendo su historia, sino también transformando la forma en que se relacionaba consigo misma y con el mundo.
Para mí, acompañarla fue un recordatorio profundo de que la psicoterapia no sólo alivia el sufrimiento, sino que también devuelve dignidad, fuerza y esperanza. Esa es la esencia de mi trabajo: estar presente en procesos de transformación reales, humanos y profundamente valiosos.
¿Considerando buscar ayuda?
Si estás considerando buscar ayuda psicológica por primera vez, te dejo algunos consejos:
- Buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. Reconocer que algo no está bien y tomar la decisión de buscar ayuda es un acto de fortaleza, no de fracaso. Todos necesitamos apoyo en distintos momentos de la vida.
- No hace falta "estar muy mal" para ir a terapia. La psicoterapia no es sólo para momentos de crisis. También es útil para conocerse mejor, trabajar inseguridades, mejorar vínculos o tomar decisiones importantes.
- Elige un profesional con el que te sientas cómodo/a. La relación terapéutica es clave. Es normal no sentir conexión inmediata con el primer profesional que veas. Sentirte escuchado/a, respetado/a y comprendido/a es fundamental.
- La terapia es un proceso, no una solución mágica. Los cambios profundos llevan tiempo. A veces hay avances rápidos, otras veces, no. Lo importante es sostener el proceso con paciencia y compromiso.
- Está bien no saber por dónde empezar. No necesitas tener todo claro ni saber cómo explicar lo que sientes. El terapeuta está para ayudarte a poner en palabras lo que hoy te cuesta expresar.
- Puedes hablar de tus dudas sobre la terapia dentro de la terapia. Si algo no te convence, si tienes miedo, o no entiendes un enfoque, puedes decirlo. La terapia también es un espacio para construir confianza desde el diálogo.
- Invertir en tu bienestar emocional vale la pena. Cuidar tu salud mental tiene un impacto positivo en todas las áreas de tu vida: tus relaciones, tu trabajo y/o estudios, tu forma de tomar decisiones y cómo te relacionas contigo mismo/a.
Crea tu propia página web con Webador